Entre vino blanco, acordes de merengue y aromas mediterráneos, la legendaria Diveana dejó el micrófono por un delantal durante una tarde para cocinar, cantar y rememorar en el set de Sabor Tropical. El resultado: un encuentro delicioso donde la música y la gastronomía se entrelazan con sofisticación caribeña.
Ritmo y sazón desde el primer brindis
La cocina-estudio de Sabor Tropical estaba encendida de energía. Sara Rivera, anfitriona del programa, recibía con una copa de vino de verano en mano a su invitada de honor: Diveana, conocida internacionalmente como la reina del technomerengue. La estrella zuliana llegó radiante, con su sabor maracucho intacto, desbordando carisma y ese ritmo único que la convirtió en ícono desde finales de los 80. “¿Tienes hambre?”, bromeó Sara para romper el hielo. “¡Un poquito!”, rió Diveana, alzando su copa. El brindis inicial marcó el tono íntimo y festivo de la velada. Allí mismo, entre sorbos afrutados, empezaron a fluir anécdotas de la música tropical mientras sobre la mesa esperaban spaghetti, limones amarillos y una enigmática botarga listos para la receta del día.
Miami, 8 de septiembre del 2025 – La conversación pronto tocó un tema sensible y cercano al corazón de Diveana: su más reciente proyecto musical, un tributo al legendario merenguero Rubby Pérez. La cantante confesó que la propuesta de homenajear al dominicano –fallecido trágicamente en abril de este año– la tomó por sorpresa. “Cuando mi mánager me lo propuso, dije: ‘No me digas eso, por favor’”, recuerda con la voz embargada. Y es que Rubby Pérez, a quien ella llama “la voz más alta del merengue”, fue no solo una inspiración desde sus inicios sino también un amigo con quien llegó a grabar dos canciones. El impacto de su partida hizo de este tributo algo profundamente personal. Diveana tuvo que reunir fortaleza para estudiar repertorios ajenos y llenar con su voz un vacío inmenso. “Me dolió bastante… pero al mismo tiempo sentí que debía hacerlo”, confiesa mientras Sara asiente comprensiva. El homenaje tomó forma de popurrí emotivo, recién estrenado en su canal de YouTube dentro de la serie “My Playlist”, donde Diveana interpreta clásicos de sus ídolos. Rindiendo honor a temas icónicos de Rubby como “Sobreviviré” y “De color de rosa”, Diveana logra honrar a un ícono del merengue manteniendo su propia esencia. En palabras de la cantante, “es mi manera de agradecerle por tanta inspiración, sin intentar imitarlo, sino celebrarlo a mi estilo”.
Entre recuerdos y melodías a fuego lento
Con el agua de la pasta ya hirviendo –“tiene que saber a playa”, recomendó Sara al salar la olla generosamente–, Diveana fue viajando en el tiempo. Recordó sus comienzos a los 15 años como vocalista de la orquesta Los Melódicos, una de las más emblemáticas de Venezuela. “Yo sencillamente hacía mi trabajo porque me gustaba cantar; no entendía en ese momento la magnitud de ser la voz principal de una orquesta tan clásica”, admite con humildad. Aquella adolescencia en tarima, rodeada de músicos veteranos, la forjó sin que ella lo supiera. Su salto como solista no tardó en llegar y con él el boom inmediato: “Tus Ojos” –su primer gran éxito en 1990– se convirtió en un himno romántico generacional. “La gente la convirtió en un clásico; no puede faltar en mis shows ni en ninguna fiesta venezolana”, comenta sonriente, consciente de que ese technomerengue dulce y pegajoso marcó a toda una generación. Para quienes no vivieron esa época, Diveana explica que “era como el merengue urbano de entonces; finales de los 80, inicios de los 90, todo sonaba electrónico. Sintetizadores, cajas de ritmo… por eso le llamaron technomerengue”. Bajo la producción del visionario Luis Alva –el creador de este subgénero bailable–, Diveana impuso una tendencia fusionando lo tradicional con lo moderno. No es de extrañar que hoy la sigan llamando Tu Reina.
Mientras pican juntas un buen montón de ajo fresco y rallan aromáticas cáscaras de limón, la cocina se llena de risas y canto. Sara aprovecha para pedirle que tararee uno de sus temas favoritos del repertorio de Diveana: la balada-merengue “Vuelve a brillar la luz”. Sin dudarlo un segundo, Diveana entona a capela un verso con esa voz potente que permanece intacta en el tiempo. La letra habla de renacer y ver la luz tras la oscuridad, inspirada en una etapa personal difícil de la artista. “Mientras más oscura está la noche, es porque pronto va a amanecer”, recita, recordando el mensaje de esperanza que quiso transmitir en esa canción. La interpretación eriza la piel; Sara queda boquiabierta ante la fuerza vocal y emocional de su invitada, y no oculta su admiración: “¡Cantas como una diosa… Eso de Reina te quedó corto!”, exclama, chocando su copa contra la de Diveana en un brindis espontáneo por la música latina. En ese ambiente mágico, hasta el crujir del pan italiano dorándose en la sartén parece llevar el ritmo del merengue.
Voces, anécdotas y buena sazón
Entre acordes nostálgicos y aromas de ajo sofrito, Diveana demuestra ser tan diestra contando anécdotas como removiendo una salsa. Nos relata, con ojos abiertos de asombro, aquel sobresalto que vivió recientemente filmando el vídeo de “La Mejor Versión de Mí” en Nueva York: “¡Nos robaron la cámara en plena filmación!”, revela, provocando la exclamación incrédula de Sara. El equipo quedó paralizado, temiendo haber perdido todo el material. Pero en una persecución digna de película, un camarógrafo alcanzó al ladrón, quien terminó soltando la cámara. Milagrosamente, el preciado contenido se salvó. “Hubo intervención divina”, dice Diveana haciendo un juego de palabras con su nombre artístico y suspirando aliviada al recordar la experiencia. La mezcla de adrenalina y fe en esa historia encaja perfecto con la atmósfera de la tarde: cada recuerdo que comparte añade sabor a la receta, como si condimentara la conversación.
Para entonces, la pasta ya está al dente y es hora de unirlo todo. Sara incorpora un generoso trozo de mantequilla y un chorro de aceite de oliva al sartén caliente, creando la base untuosa de la salsa. Sobre esa burbujeante riqueza van a parar el ajo picado y la ralladura de limón, que despiden un perfume cítrico que inunda el set. “Huele riquísimo”, comenta Diveana, quien no duda en tomar la cuchara de madera para mezclar, disfrutando visiblemente de la experiencia culinaria. Sara añade un cucharón del agua con sabor a mar de la pasta a la sartén, creando una emulsión ligera. Es el momento de la verdad: la botarga. “Nunca la he probado, ¡qué emoción!” había confesado Diveana al inicio al ver aquel ingrediente exótico. La botarga –las huevas curadas de pescado conocidas como “el caviar del Mediterráneo”– es la estrella del plato. Sara la había mostrado orgullosa, como un tesoro culinario, y ahora la ralla cuidadosamente sobre la salsa. “Mira eso… eso es oro puro, mi amor”, dice, refiriéndose a los finos copos anaranjados que caen sobre la pasta brillante. Diveana observa fascinada cómo un sencillo espagueti se transforma en un plato digno de la alta cocina.
Mientras revuelven la pasta para que cada hebra se impregne de la salsa de mar y limón, Diveana continúa hilando recuerdos. Nos cuenta que tras aquellos cinco discos de estudio en sus veintes –todos llenos de éxitos bailables– decidió hacer una pausa discográfica para formar su hogar y criar a sus “dos criaturas hermosas”, aunque nunca abandonó los escenarios del todo. “Vivo de la música”, afirma con orgullo, pues siguió ofreciendo conciertos y conectando con su público fiel durante esos años fuera de estudios de grabación. Esa conexión se evidencia en proyectos como “Ladies Night”, un tema pensado para empoderar a su público femenino, incluido en su más reciente álbum Diveana Tu Reina. Y aunque siempre será recordada por sus clásicos del technomerengue, Diveana se ha mantenido vigente adaptándose a los nuevos tiempos. Prueba de ello fue su colaboración con el joven merenguero dominicano Manny Cruz en la romántica “Fuiste Tú”. “Él viajó hasta Venezuela para grabar el vídeo conmigo; quedó super nice”, dice con una sonrisa, destacando lo mucho que le encanta tender puentes entre generaciones de artistas tropicales. De hecho, cuando se le pregunta con quién sueña colaborar aún, su lista es extensa: desde las grandes damas del merengue como Milly Quezada y Miriam Cruz, hasta la icónica reguetonera Ivy Queen. Diveana no le cierra la puerta a ningún género ni a ningún colega; su espíritu es tan vibrante y diverso como la mezcla de sabores que burbujea en la sartén.
Antes de servir, Sara sazona la preparación con un toque personal: espolvorea una pizca de su mezcla gourmet de condimentos, un sazón artesanal de más de 40 ingredientes que ella misma elabora. “Esto lleva toda mi alma de chef”, comenta Sara, explicando que su objetivo es facilitar a la gente cocinar rico y saludable sin complicarse. Diveana prueba un poquito del condimento en la palma de su mano y pone ojos de asombro: “¡Está divino!”, exclama, destacando las notas herbales y el equilibrio perfecto de sabores. Con la salsa ya espesa gracias a las migas de pan tostado que integraron (un ingenioso truco para atrapar todos los jugos), ambas deciden apagar el fuego. La cocina se llena de aplausos y risas: el plato está listo y el ambiente festivo, logrado.
Un brindis con sabor a gloria
Llega el momento de emplatar y degustar. Sara corona la fuente de spaghetti a la botarga con un chorrito final de aceite de oliva crudo, más ralladura fresca de botarga –como copos de oro marino– y un puñado de perejil verde picado que aporta color y frescura. “¡Esto está de foto!” dice Diveana admirando la presentación digna de revista gourmet. Ambas toman un tenedor y prueban la creación con expectativa. La primera probada arranca un baile de sabores en el paladar: la intensidad salina de la botarga equilibrada con el cítrico brillante del limón, el crujiente sutil de las migas de pan especiadas, el calor del ajo y un trasfondo de mantequilla sedosa. Diveana cierra los ojos saboreando y rompe en una sonrisa amplia: “¡I love it… está riquísimo!” declara en una mezcla espontánea de inglés y español, aplaudiendo el resultado. “Puedo sentir todos los ingredientes”, añade, sorprendida de cómo cada elemento –del marino al terrestre– mantiene su identidad en un conjunto tan armonioso. Es música para los oídos de Sara, quien revela que ésa es su filosofía en la cocina: igual que en una orquesta, cada sabor aporta su nota pero ninguno opaca a otro.
Entre bromas, brindan de nuevo con las copas de vino blanco. El episodio ha sido un éxito redondo, sabroso y emotivo. Diveana, visiblemente conmovida por la experiencia, agradece la invitación. “Ha sido un honor y un privilegio cocinar contigo”, dice abrazando a Sara. La conductora le responde que Sabor Tropical es su casa cuando quiera regresar, quizás para inventar un nuevo plato con sabor caribeño y ritmo venezolano. La tarde termina con un clink de copas y un último guiño musical: juntas tararean un merengue clásico mientras la cámara se aleja. Cada bocado y cada nota han celebrado la cultura latina, enlazando generaciones y tradiciones en un solo plato compartido. En ese brindis final, alzan la voz y la bebida por la memoria de Rubby Pérez –cuyo legado vibra en cada acorde homenajeado– y por la pasión eterna de Diveana, que sigue conquistando corazones dentro y fuera de Venezuela.
Un episodio que supo a Caribe y sonó a homenaje eterno. Entre aromas y acordes tropicales, Diveana nos compartió cómo el technomerengue marcó su carrera –el orgullo de encarnar un estilo que fusiona lo tradicional con lo moderno y lo bailable–, y cómo este tributo a Rubby Pérez le permite honrar a un ícono manteniendo viva su esencia. La música y la cocina se unieron en un abrazo entrañable. Y como cierre inolvidable, copas al aire: “My Playlist: Homenaje a Rubby Pérez”, anunció Sara, invitando a celebrar la vida y obra de un grande del merengue. 🎶✨🥂Receta destacada: Spaghetti a la Bottarga al estilo Sabor Tropical
Una pasta sofisticada con el inconfundible sabor a mar de la bottarga, equilibrado con cítricos y especias. ¡Directo de la cocina de Sara Rivera, donde la tradición mediterránea se encuentra con la sazón tropical!
Ingredientes: (4 porciones)
- 500 g de spaghetti (preferiblemente orgánico)
- 1 pieza de bottarga (hueva de pescado curada) entera, para rallar
- 2 cdas de bottarga en polvo (o ralladura extra de la pieza) para espolvorear al final
- 4 dientes de ajo finamente picados
- 2 limones amarillos – ralladura de ambos y zumo de 1
- 4 cdas de mantequilla
- 4 cdas de aceite de oliva (más un chorrito extra para finalizar)
- 1 pizca de ají/pimienta roja triturada (al gusto, opcional para un toque picante)
- Sal marina (para la pasta, en cantidad generosa)
- Perejil fresco picado (para finalizar)
- 2 tazas de pan italiano ligeramente duro (ideal con sabor a cebolla)
- 1 cdta de condimento italiano (mezcla de hierbas secas)
- 1 cdta de ajo en polvo
- (Opcional) 1 cdta de sazón gourmet (tu mezcla de especias favorita; Sara Rivera utiliza su propia fórmula casera)
- 1/2 taza de vino blanco seco (opcional, para “emborrachar” la salsa)
- Preparación:
- Preparar los breadcrumbs caseros: cortar el pan en trozos y procesarlo hasta obtener migas gruesas. En un sartén seco a fuego medio, tostar las migas con un chorrito de aceite de oliva, espolvoreando el condimento italiano y el ajo en polvo. Remover unos 5-7 minutos hasta que el pan esté dorado y crujiente. Reservar.
- Cocinar la pasta: llevar a ebullición una olla grande con abundante agua y sal marina (el agua debe quedar “salada como el mar” para saborizar bien la pasta). Echar el spaghetti y cocerlo hasta que esté al dente (aprox. 7-8 minutos, o según indicaciones del paquete). Antes de colar, aparta 1 taza del agua de cocción.
- Iniciar la salsa: mientras se cocina la pasta, derrite la mantequilla en un sartén amplio a fuego medio-bajo junto con 2 cdas de aceite de oliva. Añade el ajo picado y la ralladura de limón, sofríe suavemente 1-2 minutos sin dejar que se doren en exceso (para que no amarguen).
- Incorporar líquidos: agrega el zumo de limón al sartén. Vierte también 1/2 taza del agua de cocción de la pasta y mezcla. (Si deseas, este es el momento de añadir el vino blanco: viértelo y deja que hierva un minuto para que evapore el alcohol).
- Espesar la salsa: añade las migas de pan tostado al sartén y remueve. Las migas absorberán líquido y darán cuerpo a la salsa, ayudando a que se adhiera luego a la pasta. Si la mezcla luce muy seca, agrega un poquito más del agua de la pasta reservada.
- Sazonar: salpimenta la salsa al gusto (recuerda que la bottarga añadirá salinidad). Si cuentas con un sazón especial o mezcla de especias, añade una pizca ahora para realzar el sabor global. (Sara Rivera suele incorporar en este paso una cucharada de su sazón gourmet orgánico para darle un toque personal.)
- Unir la pasta: cuando el spaghetti esté al dente, escúrrelo bien e incorpóralo inmediatamente al sartén con la salsa. Mezcla con pinzas o cucharas, envolviendo la pasta para que absorba los sabores. Cocina todo junto 1 minuto.
- El toque de mar: ralla la pieza de bottarga directamente sobre la pasta caliente (usa al gusto; aprox. 2 cucharadas colmadas de bottarga rallada). Remueve bien para distribuir ese sabor marino intenso por todo el plato.
- Finalizar y servir: apaga el fuego. Añade un chorrito final de aceite de oliva en crudo y espolvorea perejil fresco picado. Deja reposar la pasta uno o dos minutos en el sartén para que termine de absorber la salsa. Sirve en platos hondos. Para una presentación impecable, corona cada porción con una pizca extra de bottarga en polvo (o más ralladura de bottarga) por encima, un poco más de ralladura de limón si lo deseas, y unas hojas de perejil. ¡Buen provecho!
Este Spaghetti a la Bottarga fusiona la elegancia mediterránea con la alegría tropical de Sabor Tropical. Es el plato con el que Sara Rivera conquistó el paladar de Diveana –y seguro conquistará el tuyo–, maridando a la perfección con un buen vino blanco y, cómo no, con música latina de fondo.