Por décadas, los compositores fueron los héroes invisibles de la industria musical. Pero en la era del streaming, donde millones de canciones circulan a diario por plataformas globales, su papel es tan esencial como infravalorado. La última advertencia proviene de David Israelite, presidente y CEO de la National Music Publishers’ Association (NMPA), quien firmó un texto demoledor sobre el trato que los servicios digitales dan a los creadores.
Y la conclusión es clara: la mayoría de las plataformas están fallando estrepitosamente.
Spotify, el villano recurrente
Aunque el legendario manager Irving Azoff calificó a YouTube como “el peor infractor”, Israelite señala a Spotify como el principal enemigo de los compositores. La razón: su historial de tácticas financieras y legales para minimizar pagos de regalías.
En 2023, Spotify incorporó audiolibros en sus suscripciones Premium para argumentar que su servicio era un “paquete” —y así reducir las tarifas que paga por derechos mecánicos. La maniobra fue tan cuestionable que el Mechanical Licensing Collective (MLC) presentó una demanda, mientras la NMPA pidió a la Federal Trade Commission investigar la práctica como un posible abuso comercial.
El truco fue doble: Spotify subió el precio de su plan Premium, eliminó la opción de mantener un plan exclusivamente musical y, al mismo tiempo, intentó pagar menos a los compositores.
El problema no es nuevo. En 2018, cuando el tribunal de Washington aprobó un aumento en las tarifas de regalías, Spotify fue una de las compañías que apeló durante años, retrasando los pagos. “La justicia retrasada es justicia negada”, resume Israelite.
Y mientras litigaba contra los compositores, la plataforma celebraba campañas como “Secret Genius”, un irónico homenaje a los mismos autores a los que se resistía a pagar mejor.
YouTube: la otra cara del mismo problema
YouTube sigue siendo el blanco favorito de los gremios musicales. Su modelo basado en publicidad y licencias de sincronización (video + música) le permite esquivar los mecanismos de compensación directa. En teoría, paga regalías a los titulares de derechos, pero los márgenes son tan bajos que la diferencia entre lo que gana la plataforma y lo que perciben los creadores sigue siendo abismal.
Israelite resume la percepción general: YouTube obtiene un valor desproporcionado de la música, en comparación con lo que devuelve a quienes la crean.
Amazon y TikTok: entre la negociación y la presión
Amazon Music se mueve en un territorio más ambiguo. Aunque ha usado estrategias de “paquete” similares (música incluida con otros servicios Prime), su relación con los compositores ha sido más colaborativa. La NMPA considera que, al menos, mantiene canales abiertos de negociación y reconoce el valor del repertorio.
TikTok, en cambio, es un caso aparte. Su poder de mercado es tan grande que, incluso cuando los sellos o editores intentan renegociar tarifas, la plataforma presiona para mantener las condiciones actuales. La exposición que ofrece a los artistas no se traduce en ingresos para los compositores, quienes no pueden monetizar visualizaciones ni tendencias virales. El resultado: visibilidad sin compensación.
Apple Music: la excepción que confirma la regla
En medio del caos, Apple Music aparece como la plataforma más respetuosa con los derechos de autor. Fue la única gran compañía que no apeló el aumento de tarifas aprobado en 2018. Además, su vicepresidente Oliver Schusser lo dejó claro en la reunión anual de la NMPA: “La música es arte, y nunca la regalaremos”.
Apple carece de un plan gratuito, lo que refuerza su postura: el arte tiene valor, y los creadores deben recibirlo.
El papel de la radio y los nuevos desequilibrios
El texto de Israelite también señala un cambio histórico: los artistas hoy ganan más por radio satelital que los compositores por radio terrestre. Un giro impensado hace dos décadas, cuando la radio tradicional era la principal fuente de ingresos para los autores.
SiriusXM y Pandora —propiedad de la misma empresa— pagan tarifas bajas, pero aun así superan las regalías que genera la radio AM/FM. Es un síntoma de cómo los modelos regulatorios se han quedado atrás frente a los cambios tecnológicos.
Lo que viene: una nueva batalla legal
La próxima gran pelea se librará en el Copyright Royalty Board (CRB) en Washington D.C., donde las plataformas presentarán sus propuestas de pago para el periodo 2028–2032. Para Israelite, será “el Super Bowl de las regalías digitales”.
De esa negociación dependerá si los compositores logran mejorar su participación o si la industria continúa favoreciendo a las grandes plataformas bajo el argumento de la “sostenibilidad” del streaming.
El mensaje final del presidente de la NMPA es contundente:
“Los servicios digitales tienen una oportunidad histórica para redefinir su relación con los compositores. Pero si no lo hacen, sabremos exactamente de qué lado están.”
En una era donde la música se consume más que nunca, las cifras dejan claro algo inquietante: nunca ha sido tan difícil vivir de escribirla.
[Fuentes]
https://www.billboard.com
https://www.musicbusinessworldwide.com
https://variety.com
https://www.rollingstone.com





