En la quietud del lobby de un hotel en el centro de Neuquén, Argentina, la tarde calurosa se convirtió en un instante mágico cuando Juanes salió con su sonrisa serena y una campera de cuero negra. Los fans, como un mar de pasión y esperanza, lo esperaban ansiosos en el exterior, para hacer eterno ese instante en una foto.
Sin perder tiempo, le seguimos los pasos para acompañarlo hacia donde se presentaría más tarde, en el escenario de la Fiesta de la Confluencia, lo que sería su primera presentación en tierras neuquinas. La van polarizada del colombiano no fue un mero vehículo, se convirtió en un pequeño escenario de conversaciones, donde la música y la amistad se entrelazaron en un diálogo sincero sobre artistas argentinos y el poder universal de la melodía, aquella que lo recuerda a su infancia en Medellín.
El recorrido se convirtió en una travesía de historias y sueños compartidos, en donde Juanes, con su humildad y pasión, habló con entusiasmo sobre su vida, sus raíces y la influencia de la música en su camino. Cada palabra parecía una nota más en la sinfonía de su historia, enriqueciendo el momento con una cercanía que pocos tienen la oportunidad de experimentar y de la que Billboard Argentina pudo ser parte.
Más tarde, nos convidó una porción de su escenario. Desde un costado, lo vimos sacudirse con cada acorde y cada letra que salía de su voz. La energía del público se fundía con la intensidad del momento. Y allí, en esa cercanía privilegiada, la música de Juanes se iba de lo meramente auditivo para convertirse en una experiencia emocional profunda. La conexión entre el artista y su pueblo se hizo palpable, creando un recuerdo imborrable que quedará guardado como un testimonio de la magia que solo la música en vivo puede ofrecer.
En una extensa entrevista, el cantante abrió su corazón. Además, sumergido en su universo musical, adelantó en exclusiva que su próximo disco tendrá toques argentinos: será producido por Nico Cotton y compartirá una canción con Mateo Sujatovich, de Conociendo Rusia.
¿Qué relación tenés con Argentina?
Tengo con Argentina una relación muy importante y profunda porque me conecta con muchas cosas de mi infancia y de mi vida. Obviamente la música es fundamental porque yo comencé desde muy pequeño escuchando lo que venía de este país y, desde el año 2000 que vine por primera vez, siempre he vuelto. Llevo 25 años visitándola y ha sido un recorrido increíble a lo largo de los años con amigos y mucha gente con la que trabajo.
¿Cómo nació esa conexión con la música de un país tan lejano a Colombia?
Desde un lugar profundo en el alma, porque desde muy pequeño tocaba canciones de [Carlos] Gardel, mi papá y mis hermanos las cantaban. En mi casa era normal ver los vinilos y los cancioneros. Recuerdo también que me disfrazaba de gaucho en el colegio para ir a cantar “Zamba de mi Esperanza” [de Los Chalchaleros]. Cuando me pongo a pensar en perspectiva, el primer concierto que fui en mi vida fue uno de los hermanos Visconti. Tengo la foto en mi casa en el camerino con ellos. Yo tenía 8 o 9 años y estaba en la sala de mi casa, porque es algo que recuerdo con un cariño impresionante. Después vino todo el mundo del rock, obviamente, que fue lo que me marcó de una manera muy profunda ya en mi adolescencia y hasta el día de hoy.
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