Soley y Miguel Bueno se unen para darle a la temporada navideña un nuevo himno emocional: «A Dios le pido», una canción que abraza la nostalgia, la esperanza y la tradición colombiana en un momento del año donde los afectos toman el protagonismo. El tema, compuesto por ambos artistas, llega como el segundo adelanto del próximo proyecto musical de Soley —conocida también como La Bellakita.
El lanzamiento llega en un contexto ideal: diciembre, un mes marcado por rituales familiares, reencuentros y memorias que se avivan con cada celebración. La canción, con su sonido pop urbano y una producción cálida, se integra de manera natural a la tradición colombiana de las velitas celebrada el 7 de diciembre, donde cientos de familias prenden luces, agradecen y piden deseos para el nuevo año. Precisamente ese espíritu es el que ambos artistas logran condensar: la necesidad de estar con quienes llenan de sentido la vida.
Soley aporta una interpretación cargada de sensibilidad que habla del amor en todas sus formas —el que se entrega a una madre, a una hija, a una pareja o a cualquier persona que ocupa un lugar esencial en el corazón—, mientras que Miguel Bueno imprime una emoción palpable dirigida a esos afectos que se mantienen vivos incluso cuando ya no están físicamente o cuando el camino sentimental ha tomado rumbos diferentes. La combinación de sus voces ofrece una perspectiva dual que convierte la canción en una pieza universal.
El videoclip, protagonizado por ambos, refuerza esa intimidad que se siente en cada verso. Con escenas que evocan cercanía, rituales personales y momentos de complicidad, la pieza audiovisual acompaña el mensaje central del tema: celebrar el amor que permanece, el que se recuerda y el que inspira a seguir adelante.
Con «A Dios le pido», Soley y Miguel Bueno entregan una canción que no solo se ajusta al espíritu navideño, sino que también promete convertirse en banda sonora de quienes encuentran en la música un refugio emocional para cerrar y comenzar ciclos. Una muestra más del crecimiento artístico de ambos y del poder que tiene la música cuando se escribe desde la honestidad.



