Después de años de tensiones internas y controversias, Pink Floyd ha alcanzado un acuerdo con Sony Music para la venta de sus derechos de música grabada, así como los derechos de nombre e imagen, por una suma cercana a los 400 millones de dólares.
Este acuerdo es uno de los más grandes en la industria musical en los últimos tiempos y pone fin a décadas de disputas entre los miembros de la banda. Entre ellos destacan el bajista y compositor Roger Waters y el guitarrista David Gilmour, cuyas diferencias han sido bien documentadas a lo largo de los años.
La transacción incluye los derechos de la música grabada de la banda, aunque los derechos de composición permanecen bajo control de los escritores individuales. Además, el acuerdo abarca derechos sobre el nombre e imagen de la banda, lo que incluye el uso comercial y teatral de su legado. También es probable que las icónicas portadas de sus álbumes estén incluidas en el acuerdo.
Este desenlace no ha estado exento de complicaciones. En 2022, Pink Floyd estuvo cerca de cerrar un acuerdo similar, pero las declaraciones políticas de Roger Waters, especialmente su apoyo a Rusia y sus críticas a Israel y Ucrania, enfriaron las negociaciones. Estas posturas políticas han generado controversias a lo largo de los años, y Waters ha sido objeto de acusaciones de antisemitismo, las cuales él niega vehementemente. Los comentarios de Waters no solo han afectado su relación con sus compañeros de banda, sino también con la industria musical, llegando a perder su contrato discográfico en solitario.
A pesar de las tensiones, el acuerdo finalmente se concretó. Gilmour, por su parte, ha mostrado un interés en la venta no por razones financieras, sino por la necesidad de liberarse de las constantes discusiones que implican la gestión de la banda.
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