- La sensibilidad censora tras los ataques al World Trade Center y el Pentágono hizo que muchos temas clásicos desaparecieran de las radios durante semanas
- Cualquier referencia, por peregrina que fuese, a aviones, cielos, colisiones o guerras bastaba para entrar en la lista de canciones «líricamente cuestionables»
- Letras de las canciones de La Movida que escandalizarían ahora hasta a Las Vulpes
El siglo XXI comenzó el 11 de septiembre de 2001, el día en el que cuatro aviones con pasajeros se estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono, acabando con la vida de casi 3.000 personas. EEUU y el mundo entero cambiaron aquel día. Los atentados impulsaron a muchos artistas a mirar de cara a la tragedia y a honrar con su arte a las víctimas. Pero el trauma colectivo también dio pie a un fenómeno de autocensura musical, entre el pudor respetuoso y el absurdo psicótico, en el que muchas canciones, entre ellas auténticos clásicos del rock, desaparecieron de las radios y las televisiones durante semanas por contener referencias, algunas pilladísimas por los pelos, a aviones, espacios aéreos, colisiones, guerra o Nueva York.
La censura se instauró de manera oficial cuando la corporación Clear Channel Communications, ahora conocida como iHeartMedia, envió a más de 1.100 radios tres días después de los atentados una lista de 165 canciones que veía “líricamente cuestionables” y que juzgaba como poco adecuadas para sonar en aquel momento porque podía ofender o molestar a una nación traumatizada. Afortunadamente, muchas emisoras ignoraron esa lista que puedes ver completa aquí o la manejaron de una manera un poco más sensata, puesto que el nivel de paranoia que denotaba la selección era realmente desproporcionado.
Censurando la rabia contra la máquina
Si hubo una banda que se vio directamente afectada por este fenómeno fue Rage Against the Machine, puesto que todo su catálogo fue censurado. Las diatribas del grupo contra el capitalismo y la sociedad americana eran demasiado para un país que en aquel momento se preparaba para adoptar la conocida como Ley Patriota, que recortó muchas libertades en aras de la seguridad nacional. En general los grupos de rock duro y heavy metal que usaban una terminología cercana a la violencia también se vieron perjudicados. AC/DC vieron cómo hasta siete de sus temas, de ‘Shoot to Thrill’ a ‘Higway to Hell‘, se colaban en la lista de moralmente inaceptables.
De lo obvio a lo infantil
Hubo señalados más o menos obvios, como el ‘Knockin’ on Heaven’s Door’ de Bob Dylan en cualquiera de sus versiones, o ‘Stairway to Heaven’ de Led Zeppelin por sus referencias al cielo; ‘Another One Bites the Dust’, de Queen, por su tono belicoso, o el ‘The End’, de The Doors, por invocar un escenario apocalíptico con el que nadie se sentía cómodo. Pero la censura llegó a niveles ciertamente desmedidos, cuando no infantiloides. Quedaron señaladas cosas tan poco susceptibles de herir sentimiento alguno como el ‘Walk Like an Egyptian’ de las Bangles por sus «referencias a Oriente Medio», ‘Ticket to Ride’ de los Beatles porque en la canción alguien tenía un billete para viajar, o ‘In the Air Tonight‘ de Phil Collins porque en aquel momento «nadie quería ver cosas en el aire».
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